Nosotros los jotos / El hermano transgénico

AutorAntonio Bertrán

Con gran naturalidad, Nallely Arias me confía: "Ya estamos ahorrando para la operación de Yolotzin porque con las hormonas más adelante será necesario quitarle la matriz". Luego, la mujer de 39 años se dirige a su hijo mayor, y agrega: "Te va a doler; a mí me dolió mucho".

El chico sonríe más bien ilusionado. Su nombre significa "corazoncito" en náhuatl y a sus 20 años ya ha superado otros dolores como la ansiedad que le causó sentirse hombre en un cuerpo de mujer.

La conversación casualmente ocurre la tarde del martes 2 cuando estaba en boca del mundo la transformación del medallista olímpico Bruce Jenner en Caitlyn, con su aparición orgullosa -e intere$ada- en la portada de "Vanity Fair".

La situación de Yolo es la otra cara de la identidad transgénero: Desde hace unos meses ha dado pasos para ir adquiriendo una apariencia masculina, con la supervisión de los endocrinólogos de la Clínica Especializada Condesa. "No aspiro a ser un hombre súper varonil", me aclara.

Nacido niña el 17 de octubre de 1994 en el DF, tuvo una "infancia fácil" porque su madre (que era soltera) no le impuso juguetes ni moñitos; para ambos era más cómodo que todo el tiempo usara pants. Jugaba al futbol en la calle y también con su muñeca Barbie de Mulan, el personaje de Disney que se disfraza de hombre para ir a la guerra en lugar de su anciano padre. Sobre todo le gustaba dibujar, por eso hoy estudia en la Escuela de Diseño del INBA.

Nallely me cuenta divertida el berrinche que hizo su Yolo a los cinco años, cuando tuvo que lanzar pétalos en el cortejo nupcial de su tío Aatzin. "No quiso ponerse el vestido y la coronita de flores hasta que hicimos el trato de que saliendo de la iglesia le pondría su pants".

La adolescencia con el desarrollo del busto lo sumió en una depresión que le causó otros desórdenes de salud. Visitó a muchos médicos que no lo aliviaban, hasta que en la prepa encontró en Internet los testimonios de personas trans y los datos de un psicólogo experto.

"En una sesión que Yolo me pidió que entrara con él, le dije que no tenía que contarme nada, que yo sabía que era lesbiana y no me importaba, pero el psicólogo me explicó que era un asunto con su identidad sexogenérica", me relata Nallely, que desde enero le pone sus inyecciones de testosterona.

"Triste hubiera sido que tuviera cáncer, y muy...

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