De política y cosas peores / Trato inmerecido

AutorCatón

Diálogo nupcial. La novia: "Hazlo con cuidado; despacito. Me está doliendo". El novio: "Quizá con algún lubricante podría entrar mejor". La novia: "No, no entra. Está muy apretado". El novio (volviéndose hacia el joyero): "Definitivamente ese anillo no le queda. ¿Tiene alguno más grande?"... Me pregunto si todavía habrá declamadores. Si alguien me responde que aún los hay me asombraré tanto como si me dijeran que todavía queda un señor que habla esperanto y una señorita que hace trutrú. Han desaparecido aquellos señores y señoras que se gozaban en hacer llorar a la pobre gente infligiéndole impunemente poemas lacrimógenos como "El brindis del bohemio", "Reír llorando" o "El Cristo de mi cabecera". En un baratillo compré hace años la Biblia de esos artífices del llanto, un libro llamado El perfecto declamador. A más de un extenso repertorio de versos gemebundos contenía lecciones muy valiosas para los principiantes. El tema de una de ellas era "La expresión facial". Ahí se enseñaban al novel declamador los gestos y ademanes que debía hacer para trasmitir "las diversas pasiones del alma": amor y odio, alegría y pena, esperanza y desesperación, etcétera. A fin de mostrar duda o desconcierto el artista debía "enarcar las cejas, entrecerrar los ojos y apretar los labios, adelantándolos un poco". Pues bien: miradme ahora. Tengo -yendo de arriba hacia abajo- enarcadas las cejas, entrecerrados los ojos y apretados los labios. Eso quiere decir que estoy desconcertado. Mi duda es ésta: ¿de vez en cuando el Espíritu Santo se distrae o duerme? En términos católicos una de sus tareas consiste en inspirar las palabras y acciones del Papa en turno. ¿Aleteó la paloma del Espíritu sobre Francisco cuando escribió eso de la "mexicanización" de Argentina? ¿O acaso la palomita estaba con la atención puesta en otra parte, o dormitando? Las palabras del pontífice, independientemente de cualquier otra consideración, fueron imprudentes. No tomó en cuenta el Papa que sus expresiones, aun dichas en privado, pueden volverse públicas y ofender o lastimar a un tercero. Es guía espiritual de una iglesia, pero es también un jefe de Estado obligado a tener presentes siempre las normas del trato...

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