Ahogado de la risa

Tener relaciones sexuales puede ser muy placentero, aunque también nos puede sacar muy buenas carcajadas. Aquí algunos ejemplos:

Un hombre se encuentra con un amigo en el supermercado y se para a hablar con él porque tiene el ojo morado.

- ¿Qué te pasó?

- Es que me dieron un golpe en la cara.

- ¿Quién? ¿Por qué?

- Mi mujer. Es que la vi agachada en el congelador con una falda muy corta, enseñándome las nalgas. Así que perdí el control, la tomé por detrás, comencé a hacerle el amor. Lo último que recuerdo es tener un trozo de bistec congelado golpeándome el ojo.

Asombrado el amigo, contesta:

- ¿Fue la primera vez que le hiciste eso a tu mujer?

- En el supermercado, sí.

Una noche de antro, dos jóvenes que acaban de conocerse deciden hacer el amor en el coche de él. El muchacho se recuesta en el asiento reclinado, mientras que ella se pone encima.

El chico intenta la penetración, pero encuentra cierta resistencia. Cambia de postura y lo intenta de nuevo, pero la resistencia sigue allí. Al final, el chico desiste y le dice:

-Perdona, lo brusco que he sido, pero no sabía que eras virgen. Si lo llego a saber, habría ido mucho más despacio.

-No te preocupes --le dice ella--, si yo hubiera sabido que eres tan rápido, me habría quitado las mallas.

Tres amigas estaban hablando sobre sus relaciones sexuales:

- No sé si les ha pasado alguna vez, pero yo cada que se la chupo a Juan, se le ponen los huevos fríos.

- Pues a mí me pasa lo mismo...

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