Comedia política / Sheinbaum a la cacerola

AutorDan T.

Clang, clang, clang... ayer se escucharon por distintos puntos de la Ciudad de México los golpes de los cucharones contra las cacerolas y los sartenes. Fue el anuncio de la protesta o, mejor dicho, la rebelión de los restauranteros en contra del gobierno de Claudia Sheinbaum.

¿Por qué protestaban? Pues porque con el semáforo rojo impuesto por el gobierno capitalino, a los comercios y a los restaurantes se los está llevando la calaca (no, no me refiero a la doctora). Y es que después de los largos meses de cuarentena, entre septiembre y diciembre comenzaron a levantar cabeza, pero de pronto, ¡pum!, el gobierno ordenó un nuevo cierre y que sólo vendieran comida para llevar.

Y obviamente uno tras otro están quebrando y despidiendo gente, porque simple y sencillamente no tienen ingresos. ¿Es culpa del gobierno la pandemia? Obviamente no. Pero tampoco se puede lavar las manos Sheinbaum ni echarse gel antibacterial, porque ella misma le siguió el juego a Hugo López-Gatell y a Andrés Manuel López Obrador, ocultando la gravedad del covid-19 en la CDMX. La gente se la creyó que ya íbamos de salida y, tómala barbón, hoy estamos no saliendo de la crisis, sino en lo que parece ser el peor momento. Las camas de los hospitales están saturadas, no hay lugar y cada hora nos enteramos de más y más y más contagiados, ya no lejanos, sino conocidos, familiares y vecinos. Al menos en mi caso, a lo largo de todos estos meses no había sentido pasar taaan cerca el maldito virus. Esquivando al bicho, me siento Tom Cruise en Misión Imposible 1, 2, 3 y hasta la película 25.

El asunto es que los restauranteros decidieron abrir y comenzar a dar servicio amparados en sus purititas pistolas. Bueno en sus cuchillos cebolleros. Decidieron que ya fue suficiente de semáforo rojo y que si el gobierno los quiere clausurar por no respetar las restricciones, que los clausure, pero a todos. Obviamente, no hay manera de que Sheinbaum y sus muchachos vayan calle por calle cerrando comercios, fondas y restaurantes, porque no...

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