Entregas en caliente / En la inmensidad

AutorGuillermo Hérdez

Paco Jones y Rebeca corren por la Selva Lacandona, huyendo de una turba de guerrilleros que desean comerse a Rebeca en más de una forma y, por supuesto, deshacerse del molesto novio que ella trae a cuestas. Llevan poca delantera. De hecho, es cuestión de minutos para que los alcancen. A menos que ocurra un milagro... que ocurre. Frente a ellos el camino de hojas húmedas termina abruptamente en la forma de un abismo en donde cae tremenda cascada. Las opciones se reducen cuando escuchan los primeros disparos rasantes sobre sus cabezas.

-Saltemos -dice él, aunque a estas alturas es obvio. Tanto, que cuando Paco dice "saltemos", Rebeca ya va haciendo un doble mortal al frente antes de estrellarse contra la superficie del agua. Paco tarda en reaccionar. Observar a Rebeca siempre lo ha transportado a un mundo de fantasía del que no puede recuperarse fácilmente y más cuando ella surge de las profundidades con la ropa embarrada, pegada la tela a un cuerpo sudoroso y manchado de tierra que la hace ver absolutamente alucinante.

El zumbido de una bala despierta a Jones de su sueño húmedo y lo obliga a saltar también, aunque su clavado no es tan bueno y su entrada al agua mucho menos pues da con el estómago y la tensión superficial le saca todo el aire. Apenas puede respirar bajo el agua y está a punto de hundirse sin remedio cuando la suave mano de Rebeca lo pesca del cuello de la camisa y lo ayuda a llegar hasta la orilla.

Los revolucionarios, fieles a su costumbre, están allá arriba, haciendo una asamblea democrática para ver quién es el valiente que saltará para continuar la persecución, aunque en realidad se sabe que hacen esas cosas para...

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