Entregas en caliente / No es posible

AutorGuillermo Hérdez

Paco Jones ha sido engañado. El director del psiquiátrico en donde se encuentra recluido lo ha encerrado en una celda junto con otro sujeto. Al parecer, los dos prisioneros tienen la capacidad de aliviar ciertas enfermedades mentales con la pura intensidad de su sexo.

Pero hay algo más. Y Jones no deja de pensar en ello. Mientras habla con el otro paciente, dentro de una celda de reclusión alejada del mundo, algo en la silueta del rostro de aquél le parece desesperadamente familiar. ¿Quién es? ¿Por qué no le deja ver su cara?

Durante todo el día fabrican planes de huida, piensan en cómo darle su merecido al Dr. Peregrino, comparten sus vivencias sexuales de los últimos años. Meditan sobre el verdadero significado de la vida.

La falta de comida agota a Paco Jones y poco a poco comienza a sentirse débil. Y justo en este momento de debilidad, el otro, su compañero de celda, decide contarle su historia:

-Me llamo Mikel, pero desde pequeño todos me decían "Coco". No recuerdo mis primeros años. Un día, cuando cumplí siete, mis padres llegaron a la casa acompañados de una niña, un año mayor que yo. Me dijeron: "es tu hermana" y no explicaron nada más. Por conversaciones que escuché a escondidas, supe que en verdad esa niña era una hija que mis padres perdieron cuando ella era un bebé. La buscaron muchos años y un día, contra todas las posibilidades, la encontraron. Desde entonces vivimos juntos pero yo no tuve un solo día de paz. Mi hermana, Sandy, me atraía más de lo que yo podía controlar. Y creo que ella sentía lo mismo por mí. Por alguna razón no existía entre nosotros un cariño de hermanos, sino algo más. Hasta que años después, el día que cumplí 18...

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