Entregas en caliente / Psicópata

AutorGuillermo Hérdez

Natasha está en un lugar extraño. Es una especie de residencia u hotel de lujo en un lugar perdido de la selva amazónica. Lleva un vestido muy corto, pegado al cuerpo, sin ropa interior debajo. Es un regalo del comandante Irons, su nuevo enamorado. Gracias a él, le permitieron a Natasha abandonar el cautiverio en que la tenía la agencia antidrogas. A cambio, Irons sólo le pidió una cosa: que se casara con él.

Y ella aceptó, porque no tuvo otra opción. Es preferible estar atrapada en una mansión que en un cuartel frío, aunque Natasha odia el cautiverio en cualquiera de sus variantes.

-Ponte cómoda -le dijo Irons, antes de salir de la habitación con cama King size, cabecera de oro puro, incrustaciones de zafiro, dragones de plata. "Seguro que ésta era la casa de un narco", piensa Natasha, tratando de descifrar las verdaderas intenciones del comandante. Si de veras la quisiera para casarse con ella, la habría llevado a Estados Unidos, le presentaría a sus padres. Pero no. Decidió traerla a una casa incautada, en medio de la selva. Y eso no huele nada bien.

Irons regresa, Natasha, tendida en la cama sensualmente, está alerta.

-Te ves hermosa. Aquí seremos muy felices.

-¿No conoceré a tu familia? ¿Quién nos casará? -pregunta Natasha, con voz inocente. Pero entonces la mirada de Irons se llena de furia y parece estar al borde de perder el control.

-¡Nosotros no tenemos familia! -grita el comandante. "¿Nosotros?", Natasha piensa que Irons debe sufrir algún trastorno de personalidad múltiple o esquizofrenia, mínimo.

-Nosotros no tenemos a nadie, sólo a ti, nuestra dulce prometida -dice Irons, con voz de loco. Natasha sabe que no podría ganarle a ese hombre inmenso en un combate cuerpo a cuerpo, así que usa otra herramienta: la seducción. Se levanta de la cama, se...

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