Entregas en caliente / Otra vida

AutorGuillermo Hérdez

-Todos en sus posiciones -dice Rebeca, utilizando el radio miniatura que lleva instalado en su reloj de espía. La hermosa cabellera pelirroja de Rebeca apenas sobresale de una gorra de la Agencia Europea de Espionaje. Su cuerpo esbelto y bien torneado, sus tetas increíbles y sus nalgas que parecen haber sido moldeadas en el mismo cielo no son tan evidentes a simple vista, con esas ropas de campaña, pantalones flojos y playera tipo militar. Pero su belleza es innegable y tiene a todo el mundo medio perplejo y medio enamorado.

Frente a ella hay un mercado en una ruidosa ciudad árabe. No recuerda el nombre del país ni cómo llegó ahí. Después de varias semanas de trabajo de espía, una misión tras otra se suman sin descanso y, poco a poco, sin diferencias importantes: vigilar y seguir a un terrorista por callejuelas, atraparlo, pelear con otros terroristas que llegan a ver qué está pasando, balaceras, correr por tejados y pelear a mano limpia, siempre al borde de la muerte, aprendiendo cada día que la mayoría de la gente vive vidas aburridas pero, eso sí, muy seguras, y que no tienen idea de lo que hacen los espías alrededor del mundo, arriesgando el pellejo para que no estallen bombas o guerras o armas químicas.

A Rebeca le parece que su vida como gerente de una empresa de mensajería era una burla, una mascarada irreal que le daba un sueldo, pero la mataba de aburrimiento, y está pensando en las millones de persona que tienen que vivir vidas repetitivas y monótonas cuando escucha a través del intercomunicador a alguien que le dice:

-Falsa alarma. Aborten la misión, repito, aborten la misión.

Rebeca destensa los músculos. Deja a un lado los binoculares, vacía la cámara de su fusil Kalashnikov y le pone el seguro, resopla. Se despide de sus compañeros, deja el equipo y toma un...

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