Ivaginaria / Victoria regina enamorada

AutorElia Martínez-Rodarte

Una de las eras de la historia de la sexualidad que más amo es la victoriana porque es el escaparate occidental de todos los tabúes sexuales y las prohibiciones y reglas morales estrictas permeaban hacia tod@s.

Fue la época en la que se inventaron máquinas o adminículos que impedían la masturbación masculina y la mayoría de ellos implicaba inmovilización de los muchachos al dormir. Las mujeres sólo servían para procrear y no eran sujetas de placer, a menos que fueran una de las miles de trabajadoras sexuales que pulularon por Inglaterra: había muchísimas.

La historia victoriana está marcada por un reinado matriarcal, muy largo y muy reprimido. La reina Victoria, además tuvo nueve hijos y se dedicó con devoción al amor de su esposo Alberto, de quién enviudó cuando apenas ella tenía 44 años y ya más de 20 como reina. Tras el fallecimiento de su marido la reina se replegó más en su conservadurismo y guardó luto definitorio hasta su muerte.

Pero la reina era un mujer pulsante que orientó su pasión a la comida luego de enviudar, sin embargo después tomó como asistente a un caballerango escocés llamado John Brown, quien se convirtió en su guardaespaldas, cuidador, caballero andante, esposo, novio, quedante, mejor amigo, compañero de cabalgatas y no sabemos qué más porque el hijo de la reina, Alberto, quemó todas las cartas que se intercambiaron la reina y Brown.

No era nada descabellado que le encantara Brown a la reina, porque a ella le gustaban altos, fornidos y machines y el escocés con esa kilt (la falda escocesa) tan provocadora y tan buena para ver esas delis piernas peludas, estaba bien ponchado. Los hij@s y la corte inglesa estaban en el ataque con la reina, porque se insinuaba que mantenían una relación íntima más allá de la amistad. De hecho la reina fue enterrada con un par de recuerdos de Brown, como un mechón de su pelo y una alianza que él le regaló antes de morir.

El buen Brown murió antes que la reina dejándola en una tremenda desolación y soledad, porque ciertamente un cargo como el de la reina de Inglaterra, y en su caso, la primera emperatriz de India, es único, pero solitario y aislado.

Al celebrar su aniversario de diamante de su reinado, la reina Victoria fue...

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