Nosotros los jotos / Me quiero llamar Perla

AutorAntonio Bertrán

Colecciona los personajes de largas y coloridas crines de la serie My Little Pony, como Applejack y Rainbow Dash. Sobre su cama cuelga un dosel rosa, digno de las princesas de cuento que le gusta dibujar. El pasado febrero, sus amorosos padres le regalaron un dije de corazón por su cumpleaños número 12.

Se llama Perla. Bueno, ese es el nombre que decidió adoptar cuando llegó a los 10 años y con el que su familia la llama. "Se me hace bonito", dice para explicar su legítima decisión, y en su rostro aparece una sonrisa flanqueada por dos graciosos hoyuelos.

Su papá encuentra en dicho nombre un simbolismo: "La perla se forma dentro de una ostra, y así creo que en su cuerpo de niño había una niña dentro".

Perla es una niña transgénero. Nació en un cuerpo de varón y sus padres le pusieron dos nombres de varón. Pero su cerebro es femenino, querido lector, por un gracejo de Dios o la Naturaleza que no tiene que ver con enfermedades o "degeneraciones". Simplemente su identidad de género no concuerda con su sexo biológico y se amolda a los patrones que la sociedad asigna a las mujeres, no a los hombres.

Desde los tres años, cuenta su mamá, Perla empezó a inclinarse por los juegos y la ropa femenina. "Le gustaba mucho Shakira, se enrollaba una toalla en la cabeza para simular su cabello largo y cantaba y bailaba sus canciones".

En el Centro de Desarrollo Infantil (Cendi) al que asistía porque sus dos padres trabajan, en una actividad recreativa vio un vestido de princesa y lo quiso tener. Le dijeron que no era para niños. "Pero yo quiero ese vestido, me gusta mucho", replicó.

Por sugerencia del personal del Cendi, sus padres la llevaron con un psicólogo, el primero de cinco que visitaría, quien les dijo que su corta edad impedía determinar si era gay, que le dieran tiempo para madurar y mientras le permitieran los juegos que quisiera.

Así lo hizo la pareja, que se tranquilizó por el momento aunque sentía inquietud cuando el niño de entonces les preguntaba "¿A qué edad me voy a convertir en niña?"

Su mamá se declara sin prejuicios y comparte: "Yo entonces pensaba 'Si es gay no pasa nada, es mi hijo y lo amo', pero me preocupaba la parte social porque veía que los niños se burlaban de ella y se alejaban".

En una Navidad, Perla se quedó llorando porque una tía le quitó una Barbie diciéndole "Eso no es para ti, es para las niñas". Su mamá pensó: "Qué importa que juegue con una muñeca", aunque acordó con su esposo y Perla que, por su seguridad, en la casa...

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