De política y cosas peores / Plaza de almas

AutorCatón

Voy a decirlo sin tapujos. Decir las cosas sin tapujos es decirlas bien. Este hombre es un lenón. Regentea un burdel; trafica con mujeres. El burdel está en la zona de tolerancia; se llama El Columpio del Amor. La zona de tolerancia es pobre, y no muy grande, pues la ciudad no es rica, y es pequeña. Tan pequeña es que "el sector pecaminoso" -así la llama el redactor del principal periódico de los dos que hay en la población- está a unas cuantas cuadras de la iglesia parroquial. Las mujeres del "sector pecaminoso" miden el tiempo que están con sus clientes por las campanadas del reloj del templo. Como la ciudad es pobre ningún negocio da para todo, y entonces hay que ingeniárselas para vivir. Por eso el hombre que digo tiene dos trabajos. Se ocupa, desde luego, en sus tareas de lenón. De las nueve de la noche hasta las cuatro de la madrugada atiende a la erizada clientela de su establecimiento; dirime los pleitos entre las mujeres; sirve las cervezas y las copas en la barra de la cantina, y cobra por las bebidas y por lo demás. Luego, concluida la jornada nocturna, cambia de giro. De joven aprendió a hacer barbacoa. Va y la saca del pozo en que la puso antes de ir a la zona, y la vende en sabrosos tacos mañaneros que gozan entre la gente de mucha popularidad. "Mi negocio es la carne" -suele decir con intención. Y añade con sonrisa equívoca: "En diferentes formas". Es cínico el lenón taquero. Pero es también agradecido. Tiene una lista de personas de quienes ha recibido favores o servicios, gente importante de la comunidad: el banquero que alguna vez le prestó una cierta cantidad; el distribuidor de cerveza que le brindó crédito oportuno; el abogado que lo libró de ir la cárcel después de un infortunado suceso de sangre en su negocio. A todos les lleva un medio kilito de barbacoa los domingos. Toca el timbre, se los deja al pie de la puerta y se retira, pues no se siente digno de ser recibido por ellos. "No quiero faltarle al respeto a su casa" -les explica, humilde. Este hombre no es casado. Por lo mismo. ¿Puede acaso tener una familia -dice él- dedicándose a lo que se dedica? Tiene sí, una mujer. La conoció en los ires y venires de su negocio, pues...

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