De política y cosas peores / Turistas

AutorCatón

Un individuo fue acusado de haber contraído matrimonio con 10 mujeres en el término de un mes. El juez le preguntó: "¿Por qué hizo usted eso?" "Su señoría -explicó el tipo-. Quería ver si por lo menos una me salía buena"... El inspector del tren sorprendió a una parejita que en el último asiento del vagón de segunda clase estaba entregada denodadamente a consumar el acto natural que perpetúa la especie. Les dijo a los apasionados folladores: "Deberán ustedes pagar un sobreprecio por hacer un viaje de primera con un boleto de segunda"... Babalucas fue a la playa. Le dolían los pies, y alguien le había dicho que si los remojaba en agua de mar acabarían sus dolencias. Le pidió a un lanchero que le consiguiera un balde y se lo llenara de agua de mar, para llevarlo al cuarto de su hotel -al balde, no al lanchero- y ahí llevar a cabo el pediluvio. Se lo trajo el hombre, y Babalucas le dio 10 pesos de propina. Al día siguiente el tontiloco regresó a la playa. Sucedió que había marea baja, y el mar se había alejado de la orilla. Vio eso Babalucas y le dijo al lanchero: "Ha estado bien el negocito ¿no?"... La joven mujer iba a dar a luz, y le preguntó a su médico: "¿En qué posición deberé ponerme para traer al mundo a mi bebé?" Sonrió el facultativo y contestó: "En la misma que tenía cuando lo concibió". "¡Cómo! -se alarmó ella-. ¿Con las piernas en alto y en el asiento de atrás de un automóvil?"... Don Hamponio fue acusado de haberse robado un automóvil. Contrató a un abogado para que lo defendiera, y después de un largo juicio fue declarado inocente. Al día siguiente don Hamponio se presentó ante el juez y le dijo: "Vengo a presentar una denuncia contra mi abogado". "¿Por qué?" -se sorprendió el juzgador. Explicó don Hamponio: "No tuve para pagarle sus honorarios, y el desgraciado se llevó el coche que me robé"... "Estoy feliz -le comentó un tipo a otro al que acababa de conocer en el lobby bar-. Anoche me casé con la manicurista de la peluquería del hotel". "¡Qué hiciste! -exclamó el otro-. ¡Esa chava es la mujer más ligera de cascos que en mi vida he conocido! ¡Cada vez que llegaba yo a este hotel...

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