De política y cosas peores / Plaza de almas

AutorCatón

¿Usted cree, señor, que pueda yo salir de la cárcel algún día? Ya llevo aquí 5 años, fíjese. Y quién sabe cuántos más tenga que estar, pues el juez ni siquiera me ha dictado sentencia todavía. Sé que soy una criminal, me lo han dicho muchas veces, pero ¿a poco voy a pudrirme aquí toda la vida por lo que hice? Le juro, señor, que no soy mala. Soy pendeja, eso sí -perdone la palabra-; y por eso me pasa lo que me pasa, pero mala no soy. Hasta mis compañeras dicen que soy buena, que no merezco estar aquí, que desde cuándo debería estar libre y en mi casa. Ya ni me acuerdo de mi casa. Sólo la puedo recordar en sueños. Dormida me veo en ella, en el cuarto que compartía con mis dos hermanas. También las miro a ellas y a mi madre. Pero despierta sus caras se me olvidan. Mi mamá ya se murió, y mis hermanas nunca vienen a verme. Papá no tengo. No lo tuve nunca. Mis hermanas tampoco tuvieron padre. La gente decía cosas y se reía de nosotras porque no nos parecemos nada. Mi hermana mayor es blanca, por eso mi mamá le puso así: Blanca. Luego sigo yo, que soy morena, y al último está Silvia, que es prietita también, aunque no tanto como yo. A mí en el barrio me decían la Negra. No las he vuelto a ver. A mis hermanas, digo. Quién sabe dónde andarán. De seguro ya tienen hijos, aunque no tengan marido, como mi mamá. Y yo aquí, que ni siquiera he conocido hombre. Soy señorita ¿puede usted creerlo? Ahora es aquí donde se ríen de mí por eso, porque tengo ya 30 años y sigo siendo señorita. Veinticinco tenía cuando cometí el delito. ¿Usted cree, señor, que me dejarán salir alguna vez? Me porto bien aquí adentro, y lo mismo me portaría bien afuera. No volvería a hacer lo que hice. Soy tonta, pero no tanto. Y mala no soy, se lo repito. Mire: en mi celda tengo estampitas de la Virgen de Guadalupe, de San Juditas y una que me regaló el padre que a veces viene y que se llama el Buen Pastor. La estampita, digo, no vaya usted a creer que el padre. Discúlpeme, por favor. Si me río no es por faltarle al respeto al padre, y menos a usted, que se ha molestado en venir hasta acá a verme. Aquí una casi no se ríe ¿sabe? Si te ríes no falta alguna que diga que te estás riendo de ella, y te la hace...

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