De política y cosas peores / Vida de sultanes

AutorCatón

Empezó la noche nupcial. Él se acercó mimosamente a ella y le dijo con romántico acento: "¿Recuerdas, mi amor, cómo nos conocimos?" "Sí -respondió ella, evocadora-. Subí al autobús, y al verme inmediatamente me cediste tu asiento". Dijo él: "Pues mira las vueltas que da la vida. Ahora te toca a ti cederme el tuyo"... La chica que estudiaba Medicina le contó a su abuelita: "Tuve examen de Anatomía con tres maestros. Me tocaron los órganos sexuales". Preguntó con alarma la ancianita: "¿Y los denunciaste?"... Llegó el señor de un viaje y se apuró al ver que su hijito lloraba desconsoladamente. "¿Por qué lloras?" -le preguntó. Respondió el niño entre sus lágrimas: "Porque mi mami ya no tiene alma". Preguntó el padre: "¿Por qué dices eso?" Explicó el pequeño: "Antes de que entraras estaba aquí el vecino. Cuando te oyó llegar saltó por la ventana, y oí que mi mamá le dijo: '¡Adiós, mi alma!'"... El dispendio es una de las notas características de nuestra vida pública. Los políticos derrochan el dinero con inconsciencia e irresponsabilidad. Nunca se detienen a pensar que los recursos que dilapidan son fruto del trabajo de los mexicanos. Es inconcebible que en un país habitado en su mayoría por pobres quienes detentan el poder dispongan de ingentes cantidades de dinero de cuyo uso ni siquiera tienen que rendir cuenta cabal. País paupérrimo con políticos que se dan vida de sultanes. La palabra "austeridad" es desconocida en las altas esferas de poder. Y también en las bajas, pues hasta el vice sub ayudante suplente de interino temporal de oficial cuarto de la mesa 115 transitoria goza las mieles del erario sin aportar a cambio esfuerzo alguno, integrante como es de una inmensa burocracia en su mayor parte improductiva. Por eso en México los contribuyentes pagan de mala gana sus impuestos. Eso sucede en todos los países, sí, pero aquí nuestro disgusto crece porque raras veces vemos que lo que pagamos al fisco se convierta en obras de beneficio para la comunidad. Gran parte de él se destina a sostener el gravoso aparato político y electoral que padecemos. Menos política y más administración es lo que necesitamos. ¿Tendremos eso alguna vez?... Tu pregunta, inane...

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