San Cadilla

¡REGRESEN A COTA!

Dime con quién andas y te diré quién eres, con ese refrán se puede explicar el carrusel en el que se ha subido el canterano de Pumas Alan Mozo.

Para empezar, deeeejen les recuerdo esos tiempos en los que el ex presidente del equipo, Rodrigo Ares de Parga, se planteó generar futbolistas para volver a poblar a la Selección Mexicana de canteranos auriazules.

El controversial mandatario felino construyó un enorme anexo de la cantera, dos canchas extra en la original y hasta un hotel para que sus juveniles estuvieran más cómodos y de ahí salieran figuras.

De ellas, sin duda la más prometedora era la de Alan Mozo, un zaguero que se ganó el cariño de la afición por los tamaños que le ponía en cada partido, lo que hizo que fuera candidateado para brincar el charco y siguiera los pasos de ex auriazules como Hugo Sánchez, Héctor Moreno, Luis García y Pablo Barrera, por mencionar algunos.

Peeero, el entorno juega un papel importante y eso se ha notado en los últimos meses.

Me cueeentan que cuando Mozo tuvo sus primeros minutos en Primera División, era uña y mugre de Rosario Cota.

¿Lo recuerdan?

Este jugador que llegó despreciado por Cruz Azul, andaba de arriba para abajo con Alan, e incluso cuando el patrocinador les dio sus primeros coches viajaban juntos, dada la falta de destreza del ex cementero para la manejada, una cosita que fue clave para que la amistad se estrechara.

Peeero como todos sabemos, Cota no dio el ancho en CU por lo que fue retachado a La Máquina, lo que dejó a Mozo sin su mejor amigo y ahí fue donde entró uno de los jugadores más controversiales del club, Juan Manuel Iturbe.

No quiero abundar sobre lo que ha hecho el paraguayo fuera de las canchas, pues por este espacio hemos mencionado, y muuuchas veces, las polémicas que ha generado, pero su influencia en Mozo pronto dejó huella. Llegar con sobrepeso al inicio de temporada, andar de fiesta y hasta taqueando en la madrugada apenas son consecuencias.

Por eso les recordaba ese refrán, pues no tengo duda que Mozo es un chavo que vino de abajo, que sus padres (que cada 15 días lo visitan en el Olímpico) lo han sabido llevar, pero que ciertas amistades en el club le han movido el piso.

Otro de sus cuatachos es Juan Vigón, quien ya sentó cabeza y está esperando un hijo, algo que debería de aprender Alan, antes de que el tren a Europa se vaya para siempre.

EL HERMANO TUITERO...

Los equipos de la...

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