Zona submetropolitana / Tendencias juveniles

AutorHector Castillo Berthier

El martes pasado se presentaron los resultados finales de la consulta sobre "Tendencias Juveniles 2013", realizada por el Instituto de la Juventud del Distrito Federal (INJUVEDF).

Se trata de un ejercicio absolutamente inusual ya que, se aplicó una encuesta a 304 mil jóvenes de entre 14 y 29 años de edad.

Y digo que es inusual porque la "Encuesta Nacional de la Juventud" (que realiza cada 5 años el Instituto Mexicano de la Juventud -IMJ- a nivel Federal), se basa en, apenas, 29 mil cuestionarios aplicados en toda la república.

O sea, el ejercicio realizado en la Ciudad de México es diez veces más grande.

El sentido de esta gigantesca labor es uno: conocer mejor y con detalle quiénes son los jóvenes que viven, usan, disfrutan, padecen o sufren en la capital mexicana.

La condición de los jóvenes capitalinos no es muy diferente a lo que podemos encontrar en otros estados de la república.

No se trata para nada de un grupo homogéneo, sino todo lo contrario.

La "juventud mexicana" realmente sólo existe en el imaginario de las edades.

Los jóvenes mexicanos representan una enorme multiplicidad de grupos muy distintos entre sí que los hacen ser, a veces, totalmente divergentes y hasta contradictorios.

La posición económica, los ingresos familiares, la educación, el consumo, la moda, la clase social y los buenos y malos hábitos de sus entornos y sus familias, los marca casi desde el momento de nacer.

No es lo mismo ser un joven rico, hijo de empresarios, políticos o delincuentes, a ser un joven pobre de las zonas indígenas o de los barrios populares en donde abundan las carencias.

Y aunque, en teoría, todos son mexicanos su relación con el país y la sociedad es muy distinta.

LAS CARAS DE LOS JÓVENES

Pensemos, a nivel nacional, en los jóvenes muy ricos, esos que apenas representan el 3 por ciento de la población.

Podemos afirmar que esos jóvenes que tienen los niveles de consumo más elevados, viven en mansiones, viajan por todo el mundo, se pueden educar en las mejores escuelas, visten a la moda, tienen yates, aviones privados, autos de lujo y gozan de la impunidad de sus familias.

Los hijos de Azcárraga, Slim o de los líderes sindicales como Carlos Romero Deschamps, Elba Esther Gordillo o hasta del Zar de la Basura, son un buen ejemplo de estos jóvenes muy afortunados.

Ellos son parte de México, pero su relación con el país es de sentirse los dueños.

O, imaginemos a los jóvenes del 18 por ciento de la población de las llamadas clases medias altas.

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