Van del pueblo al Palacio

AutorErika P. Bucio

SIN IMPORTAR lo pesado del estuche, Óscar no suelta ni un minuto su clarinete afuera del Palacio de Bellas Artes, mientras espera a que bajen sus compañeros del camión que los trajo desde Texcoco.

Vienen desde Santa María Tecuanulco, tierra de músicos. Una comunidad con menos de 3 mil habitantes.

A David Velázquez, su fundador y director le gustó como nombre "La Consagración de la Primavera", como el ballet de Stravinsky. Cumplirán sus primeros cinco años el 26 de julio.

Carlos Miguel Prieto fue a Santa María a oírlos tocar en el otoño y los invitó a sumarse a la Sinfónica Nacional hoy a las 12:15 horas, en Bellas Artes. Se les unirá la Banda Sinfónica de San Jerónimo Amanalco, también de Texcoco.

Óscar enfila con su clarinete hacia los camerinos del teatro. Hasta ahora sólo conocía Bellas Artes por fuera.

"Siento orgullo", dice, emocionado de tocar por primera vez ahí. Tiene ocho años, aunque aparenta menos. Es el más joven de la banda donde también están sus primos. ¿Cuántos son? Él sólo se alza de hombros.

"El pueblo no es muy grande y hay mucha familia", interviene Antonio, su hermano mayor. Lleva una bolsa de plástico con tortas y fruta amarrada al cinturón para el viaje, dos horas de ida y dos de regreso.

"Toquen con confianza", les pide el maestro David.

Preparan el vals "Sobre Las Olas" y la "Marcha Zacatecas". "Tienen que sentir lo que están tocando, sientan la energía de su instrumento", les insiste.

El maestro David vuelve a tomar la batuta. Aplaude a sus solistas, Jesica, única trompetista de la banda, y a Gamaliel.

En el...

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