Zona submetropolitana / Economía y Covid-19
| Autor | Héctor Castillo Berthier |
La semana pasada en esta columna, me permití presentar diversas críticas al gobierno de AMLO.
Todas ellas, me parecen certeras y válidas.
Sin embargo, en los "comentarios, quejas y lamentaciones" recibidas, me percaté de una dicotomía.
Había algunos que me felicitaban por haberme dado cuenta de que "AMLO es un mal gobernante", o "Un peligro para el país". Mientras que otros me reclamaban: "¿Cuándo te perdimos?".
En realidad, ojalá y todo fuera tan sencillo como sumarse a una u otra causa.
Pero ese no es el objetivo de escribir estas líneas.
Desde el principio (hace más de 23 años) y por publicarse en El Metro, un periódico sensacionalista del Grupo Reforma, la idea era principalmente analizar lo que sucede en el país, la ciudad y el mundo, sin dejar de criticar la realidad... Pero sin festejar lo que no es festejable.
El momento actual que vivimos en México, es por demás complicado.
Y se pondrá mucho peor de lo que podemos imaginar con la aparición de la Pandemia del COVID-19.
¿En dónde están nuestras fortalezas? ¿Qué hemos hecho bien? ¿Qué hemos hecho mal?
¿En dónde queda nuestro valor como ciudadanos para rebelarnos o hacer algo al respecto?... NPI.
Una recesión económica mundial está frente a nosotros y tendremos que aprender a manejarla para salir de ella lo mejor posible... en cuanto sea oportuno.
Hace unos días, AMLO dio a conocer un nuevo ensayo que escribió durante la pandemia, aprovechando el "tiempo libre" que le ha dado la reclusión.
Se trata del documento "La Nueva Política Económica en los Tiempos del Coronavirus", que terminó de escribir el 16 de mayo.
Según AMLO el COVID-19: "No es la causa de la recesión económica global y (para él) todo esto tiene que ver con un derrumbe mundial del modelo neoliberal".
Es por ello que AMLO no quiere utilizar los mecanismos tradicionales mundiales para prevenir esta recesión económica y la crisis que la acompañará.
Y lo expresa de la siguiente forma: "Debemos dejar el camino trillado de las últimas cuatro décadas y buscar uno del todo nuevo. Es indispensable desechar las recetas de siempre, propuestas por organismos financieros internacionales, supuestamente, orientadas a revertir las crisis recurrentes pero, que en los hechos, provocan nuevos ciclos de concentración de la riqueza, nuevas espirales de corrupción, crecimiento de la desigualdad, ensanchamiento de los abismos sociales entre las regiones y entre lo urbano y lo rural y, a la postre, un agravamiento de los fenómenos de...
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